La vi pasar y noté algo. No sabría decir el qué. Podría describirlo como una presión en el pecho, que oprimía el pecho e impedía el respirar. Algo que te dormía el cuerpo y te daba una paz inmensa, calor.
Era como si murieras por dentro, algo de ti se consumiera e hiciera sentirte ligera.
Podría decir que me fascinaba, me rompía los esquemas. Sentí la necesidad de despertar de un sueño inexistente.
Me miró una decena de segundo y algo se sacudió en mi interior. Vi en su mirada un fallo en su código; como me pasaba y me sigue pasando a mi.
El tiempo se detuvo y yo sólo podía admirarla. Sólo veía su pelo a cámara lenta, sus ojos brillando y sus labios entreabiertos. Imaginé que sus cabellos eran llamas, que sus pecas eran ceniza.